El rito del mate es por excelencia uno de los principales rasgos característicos de la cultura popular argentina, extendido de punta a punta del país atravesando todos los estratos sociales. También es un rito esencial en Uruguay, Paraguay, el sur de Brasil, Chile y Bolivia.
El consumo de yerba mate se ha expandido además en muchos otros países como EEUU, España, Francia, Italia, entre otros. Sin embargo, en estos países quienes consumen mate son principalmente inmigrantes argentinos, uruguayos, brasileños o paraguayos.
No es así el caso de Siria y Líbano. En estos países, no son inmigrantes sudamericanos quienes lo consumen, sino el seno mismo de su población y constituye para estos una tradición tan esencial a su identidad popular como lo es en Argentina o Uruguay.
El mate en Siria es una tradición desde hace ya rato, y también lo es, aunque en menor medida, en Líbano. Esto tiene sentido porque los árabes levantinos fueron, en cantidad, el tercer grupo migratorio que recibió Argentina entre fines del siglo XIX y mediados del XX.
El retorno de algunos de aquellos sirios y libaneses a los países de su origen luego de haberse embarcado, sin Google de por medio, a una tierra trasatlántica que la imaginación previa seguramente no acertó en describir, conectó de manera sencilla y tangible a Argentina con Siria y Líbano.
Los movimientos migratorios lo explican, pero lo que no queda explicado es por qué esto sucedió con Siria y Líbano, pero no con Italia y España.
El caso particular de Siria
Los sirios de la costa, del centro, del norte y del sur entran en el top 5 de consumidores mundiales de yerba mate y son los mayores importadores de yerba argentina del mundo. Según TradeMap, la república árabe gastó 81 millones de dólares en yerba argentina en 2022: el 78% de las exportaciones de yerba argentina. Superando a Chile que lo sigue en segundo lugar, y también a Líbano que ocupa el tercer lugar de consumidores de yerba argentina, dejando en cuarto y quinto lugar a EEUU y a España.
Paseando por los mercados de Damasco, Alepo, Latakia y Tartus se pueden encontrar en las góndolas marcas como Piporé, Kharta, Cruz de Malta, Amanda y Taragüí, empaquetadas especialmente para el público arabehablante y en versión de cuarto de kilo. La demanda se vio alterada desde el inicio de la guerra en 2011, recuperando los volúmenes de importación hacia 2017, aunque la yerba nunca dejó de ser esencial.
El mate es compañero acá y allá. Se toma a la tarde, a la mañana, en casa, en el trabajo, todo el día. Pero, si comparamos el mate argentino con el sirio, hay algunas variantes, reinterpretaciones de un consumo concreto que se arraiga en otra tierra, que adopta otro pueblo y que expresa la gracia de la diversidad.
Por lo general, los sirios lo toman de manera individual, en vasos de vidrio pequeño y con bombilla, aunque también en mates de calabaza, de madera o de cerámica. Cada uno con su mate, pero todos comparten la misma pava, que está sobre la mesa o en el suelo, sobre una garrafita portátil especial para mantener temperatura.
Y para los casos en los que el mate se comparte, existe una palabra que el convidado dice para indicarle cortésmente al cebador que ya no quiere beber más: gracias. Así, igual que acá. No usan la palabra shúkran شكراً (gracias en árabe), sino directamente en español. Un fonema invariable, un código entre cebadores y cebados que viajó de Argentina a Siria.
Los pasos a seguir para preparar un mate en Siria son diferentes y eso se refleja en el resultado final de la infusión. Se coloca yerba hasta entre un tercio y mitad del recipiente, se agrega un poco de agua, después la bombilla, y luego más agua caliente hasta el tope. El resultado es casi como un té con un piso de yerba en el fondo y otro tanto de yerba en la superficie. Podríamos decir que sería algo así como tomar mate cocido con bombilla, pero también se consume el mate cocido argentino propiamente dicho, en saquito.
Respecto del tema que divide aguas entre los materos, las opciones son las mismas: amargo o con azúcar. Pero en relación a los sabores, hay otras opciones. Así como en Sudamérica es común enriquecer la bebida con hierbas como manzanilla, cedrón, burrito o con cáscara de naranja, en Siria se usa, opcionalmente, ponerle jengibre, especias como clavo y cardamomo (a la manera del café árabe levantino) y hasta hierbas como menta, tomillo o romero. Los motivos son los mismos: por las propiedades medicinales de esos agregados o, sencillamente, para más placer.
Algo que sí puede resultarnos más curioso o diferente es que existe también la costumbre de tomar el mate con leche caliente, en lugar de agua, aunque no es la versión más extendida.
Debido a la guerra, muchos inmigrantes y refugiados sirios están expandiendo el consumo de yerba hacia otras zonas de Asia y hacia otros países árabes. Encuentran en el mate un momento de camaradería y tal vez lleven consigo un pedacito de memoria colectiva que les recuerda que esto también pasará.
18 de Abril: Día Internacional del Mate
El Club de la Cultura Árabe, inspirado por estos diálogos que las oleadas migratorias han generado, está impulsando una campaña para que el 18 de Abril (día posterior a la independencia de la República Árabe Siria) sea declarado Día Internacional del Mate.
“Ya contamos con un Día Nacional del Mate (el 30 de Noviembre), y creemos que un rito tan bello y fraternal sin duda también merece su día internacional”, cuenta Agustin Dib, director del Club de la Cultura Árabe. “Es una forma de reconocimiento al pueblo sirio que hizo propia la tradición del mate y una invitación a que se sigan creando mas diálogos e intercambios culturales con otros pueblos.”
